La agroecología parte de la premisa de que el planeta Tierra es un sistema complejo e inteligente en el que todo está conectado y es interdependiente, un macrorganismo cuyo objetivo es crear vida. Para ello se rige bajo unos principios o leyes, estudiados por la ecología, que permiten que el sistema vaya de lo simple a lo complejo, hasta alcanzar un balance energético positivo:

• • El sol es la fuente de energía primaria por la que comienza la vida. A través de la fotosíntesis las plantas transforman esa energía en energía química, impulsando todas las demás redes tróficas. Ese aumento de complejiidad y energía disponible genera un saldo positivo en el sistema.
  • La naturaleza es una red de sistemas vivos que anida otros sistemas vivos, todos ellos interconectados.
  • La materia circula continuamente a través de la red de la vida, por lo que nada sobra, no hay desperdicio.
  • Los intercambios de materia y energía en un ecosistema se sustentan a través de la cooperación, no de la competición. Por tanto, la cooperación es la génesis de la vida.
  • La estabilidad y resiliencia de los ecosistemas se mantiene mediante la riqueza de la biodiversidad.
  • La naturaleza está en un flujo constante, no puede parar, es dinámica y flexible.

A pesar de que el planeta siga estos principios, el ser humano se desconectó de ellos a lo largo de la historia, por lo que fue transformando ecosistemas complejos, llenos de vida, en sistemas simples, tanto para su producción agrícola como ganadera. Por ejemplo, cualquier sistema agrícola en monocultivo, es totalmente dependiente de continuos insumos externos, ya sea en forma de fertilizantes, o de pesticidas. Estas prácticas son contradictorias a la tendencia natural del planeta a generar balances energéticos positivos, pues en ellas la energía se pierde constantemente y la vida desaparece.

Sin embargo, la agroecología rompe este paradigma, para producir alimentos enfocando su práctica en los principios de la naturaleza y así entrar nuevamente en la trama de la vida. De esta manera considera diversos aspectos, tales como:

• • Usar la mayor diversidad genética y de especies posible en tiempo y espacio. De esta manera se promueve el mayor número de interacciones entre los componentes bióticos, para que tengan lugar procesos y servicios ecosistémicos clave.
  • Aportar continuamente materia orgánica al suelo, para ofrecer las mejores condiciones a la gran diversidad de seres que en él habitan, fortaleciendo sus redes y también favoreciendo la nutrición de las plantas.
  • Favorecer la creación de microclimas mediante la máxima optimización de la radiación solar, a través de la fotosíntesis de las plantas, y la cosecha de agua y tierra.